Los fenómenos de hundimiento por karstificación en algunas zonas del valle del Ebro son conocidos desde hace décadas. Tiempos atrás cuentan que los agricultores de la zona cuyos campos estaban afectados por estos procesos, solían ir ataviados con una vara atada a los hombros con el fin de que si se producía repentinamente uno de estos colapsos, la vara quedara sujeta en la superficie por los extremos y ellos no cayeran cuando el terreno cedia. En los últimos años, a causa de la expansión de las zonas urbanas y red de comunicaciones sobre estas antiguas zonas de labor, se ha pasado a tener repercusiones económicas más importantes, afectando a edificaciones, conducciones, carreteras y otros viales, teniendo en algunos casos gran eco mediático. Esta y otras muchas particularidades del suelo, sin olvidar el riesgo que puede conllevar alguno de estos fenómenos, muestra claramente el por que el conocimiento del suelo sobre el que se implantará cualquier tipo de estructura debiera ser tan importante.
Muchas veces un sencillo estudio de recopilación histórica y bibliográfica nos indicara el grado de riesgo de que este proceso pueda producirse en la zona donde está previsto actuar.
Estas reflexiones vienen al hilo de alguno de los últimos trabajos que hemos realizado, en los que existía previo a la realización del proyecto, abundante bibliografía y referencias de la zona, que hubieran sido de gran utilidad si antes de realizar un estudio geotécnico convencional se hubieran tenido en cuenta. Estas conclusiones previas extraídas de la recopilación documental hubieran conseguido centrar los mayores esfuerzos en aquellas zonas susceptibles de ser problematicas, ahorando tiempo y dinero asi como tener la posibilidad de obtener un estudio de mayor calidad.
No se trata de matar moscas a cañonazos, sobredimensionando un estudio geotécnico, ni de hacer el mínimo que la ley exige si se tiene conocimiento o ciertas sospechas de que en la zona se desarrollan este tipo de procesos. De lo que trata es de realizar el estudio geotécnico con una buena planificación y conocimiento de la zona para poder realizar un presupuesto lo mas ajustado posible a la realidad concreta de la zona de trabajo y al tipo de proyecto a realizar. El problema se puede esconder debajo de la alfombra, pero a quien no le gustaria estar seguro de que los cimientos de la vivienda donde probablemente pasará la mayor parte de su vida, en encuentran sobre un terreno que da las garantias necesarias como para que la cimentacion no falle durante su vida util?
Ni todos los sitios son iguales ni todos los proyectos. Cada trabajo debe ser totalmente personalizado y no por ello con sobrecoste. Si existe una dolina esta no va a desaparecer ni cambiar de sitio por que se haga un buen estudio, se trata de un proceso vivo que puede manifestarse en cualquier momento y que anticipar este es prácticamente imposible. Un buen estudio geotécnico, combinado con técnicas de geofísica, y geomorfología puede determinar este riesgo y en caso de que exista con la información extraída, el técnico valorar las mejores opciones para minimizarlo, siempre y cuando todas estas técnicas se apliquen con rigor y sentido común, y sin duda y como ya hemos dicho, teniendo en cuenta los antecedentes e historia geomorfologica de la zona.
¿Cuál es el origen de este proceso?
En España, la superficie total de los suelos que incluyen yesos en alguna medida es del orden de 290.000 km2, (57 % de la superficie del país). De esta superficie, unos 30.000 km2 son afloramientos yesíferos, (6 % de la superficie total). Estos se concentran en la mitad Este de la península con un límite marcado por una línea que parte del occidente de Cantabria y termina en Gibraltar. Los afloramientos yesíferos del Keuper (triásico) son de 4.600 km2, 14.500 km2 corresponden a los yesos paleógenos u oligocenos, 16.000 km2 a los del Mioceno, y el resto, menos de 500 km2, son cuaternarios (Fuente: Karstología de yesos. Algunas aplicaciones en ingeniería civil. Tesis Doctoral de José Antonio Mancebo Piqueras)
En el valle del Ebro uno de los procesos geológicos que dan lugar a estos hundimientos son la karstificación del sustrato yesífero cubierto por el aluvial. Aunque parece que cuando hablamos de karst pensamos en calizas, este generado sobre yesos presenta una mayor velocidad de disolución y por tanto un mayor peligro. Este riesgo es todavía mayor si, como ocurre en Zaragoza y su entorno, está cubierto por materiales aluviales.
Dado que existe una abundante bibliografía acerca de la genética de este tipo de procesos no vamos a profundizar en ello aunque si una breve descripción:
La cobertera detrítica suele ser bastante permeable, permitiendo el paso de agua hasta alcanzar el sustrato de yeso que resulta impermeable. La permeabilidad de este nivel subyacente depende del grado de fracturación que tenga, pero en general es muy baja. En cualquier caso, el agua retenida en el contacto con esta capa y circulando a favor de las fisuras que se pueda encontrar, acelerando el proceso de disolución del yeso. Las cavidades que se van formando pueden dar lugar a dolinas o hundimientos de forma brusca o subsidencias de forma muy lenta, en aquellos casos en los que este fenómeno se manifiesta en superficie. A veces, solo esta latente, sin haber todavía desarrollado ningún proceso visible.
Los factores que condicionarían el desarrollo de estos procesos son físicos (bajo espesor de la cobertera detrítica, la alta permeabilidad de esta cobertera, la fracturación de los yesos), hidrogeológicos (variaciones estacionales del N.F., la poca profundidad del N.F.) y antrópicos (extracciones intensivas de agua, regadío, canales, conducciones no impermeabilizadas). De esta forma la disolución tiende a concentrarse junto al contacto de el sustrato margoyesifero y yesifero y la cobertera detrítica, aunque no siempre ocurre de esta manera.
Los daños que pueden producir se manifiestan en paredes, suelos, carreteras y conducciones subterráneas fracturadas, depresiones cerradas fácilmente observables en carreteras o inclinación de edificio enteros.
En la ciudad de Zaragoza en la revisión del Plan General de Ordenación Urbana de 1999, ya se distinguieron zonas como potencialmente peligrosas de sufrir procesos de subsidencia adaptando a esto la construcción de nuevas viviendas, viales y zonas verdes. Sin duda, el que un problema sobradamente conocido pasara a tener un reconocimiento urbanístico fue un gran paso, pero no con ello esta todo hecho. Para cada caso, se debe valorar en una primera etapa, la posibilidad de que se encuentre en una zona de riesgo, pero si este no se descarta, además debe tratarse esa parcela en concreto como un caso único y particular en función del tipo de edificación y las características del terreno, exponiendo claramente a la parte interesada todas las posibilidades a la hora de realizar un estudio geotécnico y guiándole hacia el camino con resultados más concluyentes. La cimentación de un edificio es la parte menos visible, la que menos vende, pero sin duda una de la más importantes y de las que pueden acarrear problemas más serios y costosos si no se realiza un buen dimensionamiento. Cada suelo es distinto con sus peculiaridades y como tal debe ser tratado. Su heterogeneidad es una de las principales características y su modelizado en ocasiones complejo, por ello la singularidad de cada estudio y la importancia de la información previa recopilada.
mcs