Si nos damos un paseo por las nubes del norte de la región Meridional de Australia encontraremos una pequeña ciudad rodeada de innumerables montículos y acopios de un material blanquecino-ocre, de los más diversos tamaños.
El aspecto es el que se puede ver en la fotografía. Esta ciudad, llamada Coober Pedy, está considerada como la capital mundial del Ópalo, un mineraloide del grupo de los Tectosilicatos. Se trata de sílice amorfa o sílice hidratada, formadas por capas sucesivas de cristobalita y tridimita (polimorfos del cuarzo). Las partículas de estos minerales se disponen formando un enrejado tridimensional que hacen que el ópalo sea la única gema conocida capaz de reflectar los rayos de luz y presentar los colores del arco iris de una forma tan bonita y espectacular.
La fiebre por encontrar esta preciada gema ha hecho que la región esté plagada de pozos de excavación y galerías que convierten a Coober Pedy en una auténtica ciudad subterránea en la que hay que andar con mucho ojo cuando caminas por la superficie.